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domingo, 4 de noviembre de 2012

El estrés, consecuencia del estilo de vida moderno

El estrés es uno de los males de este tiempo y si bien puede padecerlo cualquiera, las personas muy competitivas son las más propensas. Descubre por qué el estrés es la consecuencia del estilo de vida moderno.
Definamos primero el estrés para poder luego ver de qué forma actúa sobre el organismo y cómo podríamos reducir sus consecuencias o incluso, evitarlo.
El estrés es una reacción de tensión del organismo, que se da en respuesta a situaciones agobiantes para la persona y que producen una serie de síntomas psicosomáticos e incluso pueden ocasionar trastornos psicológicos.
Las causas del estrés son muy variadas, desde situaciones de riesgo de vida, hasta rendir un examen. Pero el estrés en sí mismo, no es malo, pues prepara al cuerpo para responder ante situaciones extremas, el problema surge cuando esta situación de estrés se prolonga en el tiempo, ya que el organismo no está preparado para hacer frente a tanta exigencia.
Veamos qué ocurre a nivel fisiológico con el estrés. En situaciones de riesgo, el sistema nervioso se pone en alerta y también lo hacen ciertas glándulas, que comienzan a producir mayor cantidad de ciertas hormonas. De este modo, el hipotálamo envía la orden a las glándulas adrenales para producir adrenalina y cortisol, las cuales pasan al sistema circulatorio. Dichas hormonas se encargan de aumentar la frecuencia cardíaca, la respiratoria, la presión arterial y el metabolismo. Esto provoca el ensanchamiento de los vasos sanguíneos que irrigan los músculos que se ponen en alerta. También las pupilas se alistan, dilatándose para mejorar la visión. El hígado aumenta el suministro de energía, liberando parte de la glucosa que guarda. Todo esto aumenta la temperatura corporal, por lo que el organismo debe producir la sudoración para refrescarse, al igual que una máquina en plena acción. Estos cambios físicos, no aprontan para reaccionar con mayor celeridad y eficacia en el instante preciso.
Esta reacción física se conoce como respuesta al estrés y es muy normal. Pero si la situación estresante se mantiene por mucho tiempo, el cuerpo comienza a perder eficacia y su respuesta ya no es como debiera, comienzan entonces los problemas.
Un ejemplo de respuesta al estrés buena es cuando ante una situación de emergencia, como la caída de un trozo de techo, la persona atina a saltar a un lado para evitar que la golpee. También hay situaciones de estrés benigno, que se dan antes de asistir a una fiesta, cuando nuestro equipo gana el partido, etc. En estos casos no existe riesgo verdadero, pero el cuerpo se pone de todas formas en alerta. Al terminar la situación, el sistema nervioso retorna a la calma y queda listo para la siguiente ocasión.
Pero hay situaciones de estrés que no son inmediatas y ni siquiera producen una respuesta intensa, pero que al prolongarse, terminan por provocar problemas de salud. Es el caso de los divorcios, cambios de trabajo, etc. El sistema nervioso se mantiene en un estado de alerta moderada para poder liberar hormonas extra por un tiempo prolongado, lo que provoca el agotamiento de las reservas corporales. Es entonces que la persona se siente cansada, abrumada, se debilita sus sistema inmunológico y con esto comienzan a surgir otros problemas de salud.
Situaciones estresantes:
• Ser víctima de violencia, intimidación, lesiones físicas.
• Relaciones problemáticas, conflictos familiares, tristeza por desamor, fallecimiento de un ser querido.
• Problemas de aprendizaje escolar, trastornos como hiperactividad, síndrome de déficit atencional (en este caso, el estrés desaparece al tratar los problemas que lo ocasionan).
• Falta de tiempo para relajarse y descansar, permanecer siempre en movimiento.
• El estrés extremo requiere de atención especializada, como es el caso del estrés post-traumático (accidente automovilístico, desastre natural, etc.).

Síntomas de estrés:

• Ansiedad, ataques de pánico.
• Confusión, apresuramiento, presión constante.
• Melancolía e irritabilidad.
• Cefaleas, trastornos digestivos, dolor en el pecho.
• Reacciones alérgicas (asma, eczema).
• Trastornos del sueño.
• Comer en exceso, beber en exceso, fumar, uso de drogas.
• Depresión o tristeza.
Más allá de estos síntomas, cada persona percibe el estrés de una forma diferente. Algunos se enfadan y se desquitan con los demás. Otros huyen y padecen trastornos alimentarios o abuso de sustancias. Aquellos que padecen una enfermedad crónica ven agravados sus síntomas.

Cómo mantener el estrés bajo control

Aunque parezca imposible, se puede aprenderá manejar la sobrecarga de estrés e incluso eliminarla. La forma que tenemos para hacer esto es aprender a manejar el estrés que acompaña a cualquier reto y practicarlo aún cuando ya no nos encontramos bajo presión.
Te daremos algunos consejos para ayudarte a dominar tu estrés:
• Evita sobrecargarte de actividades. Apenas te sientas tenso, elige una o dos de tus actividades menos importantes y elimínalas. Deja solo las actividades importantes.
• No intentes ser perfecto, es imposible. Se realista, los demás, tampoco son perfectos, no les exijas tanto o te sentirás frustrado. Si necesitas ayuda con algún trabajo, solicítala.
• Duerme lo que tu cuerpo necesite. Esto permite que tu mente y cuerpo estén alertas y puedan manejar cualquier situación negativa.
• Aprende a relajarte, es el antídoto natural contra el estrés y te provoca bienestar y calma. Puedes hacerlo empleando ejercicios de respiración, haciendo alguna actividad que te guste mucho, realizando una larga caminata, bailando, leyendo, tomando un baño de inmersión, jugando con tu mascota, etc.
• No consumas drogas ni alcohol. Estas sustancias debilitan tu organismo y provocan su mal funcionamiento, además te hacen dependiente, lo cual aumenta tu ansiedad y esto lleva al estrés.
• Cuida tus pensamientos, pues influyen sustancialmente en la forma en que percibes las situaciones y pueden actuar como un desencadenante del estrés. Los pensamientos positivos te ayudan a ver lo bueno que tienes y a apreciarlo.
• Resuelve los problemas cotidianos. Por más simples que sean, ayudan a tu autoestima y a que sientas que dominas la situación. Esto te dará confianza para resolver los problemas mayores y por tanto evitar el estrés.
Para aumentar tu resistencia al estrés puedes emplear algunos trucos, que no son tales, sino la forma en que las personas que parecen tener una resistencia especial contra el estrés, resuelven las situaciones.
• Piensa en los problemas como retos normales.
• Considera las derrotas y fracasos como problemas momentáneos que ya se resolverán.
• Piensa que si continúas en tus intentos, triunfarás.
• Resuelve los problemas en la medida que surjan. No te PRE-OCUPES.
• Establece relaciones firmes con tu familia y amistades, y cumple tus compromisos.
• Pide ayuda cuando la necesites.
• Diviértete y relájate regularmente. Todos necesitamos un “recreo” de cuando en cuando.
• Cree en ti mismo.
• Fija tus propias metas y reconoce tus logros.
• Siempre que la situación parezca insalvable, toma distancia y date un minuto para pensarlo. Ver las cosas desde fuera aclara el panorama. 






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