Rick Sweet comenzó a confeccionar la victoria de ayer, la primera de la temporada para los Leones del Caracas, 30 minutos antes del juego. “El beisbol es un deporte muy supersticioso”, justificó el manager de los capitalinos.
Los Leones derrotaron 7-4 a los Tigres de Aragua en el estadio Universitario, gracias a la primera demostración de poder de los locales. En los anteriores tres juegos, el equipo apenas había anotado tres carreras. El resultado: tres derrotas. Pero este domingo decidió cambiar las cosas para marcar el camino del éxito.
Sweet hizo modificaciones en la alineación, en la que no apareció Jesús Aguilar y en la que Luis Rodríguez era el séptimo bate, no segundo. También decidió, después de una sugerencia, erradicar el número 10, que pertenecía a Luis Rodríguez. Eso implicó una serie de movimientos, pero él los hizo con tal de no ver más el 10 en el clubhouse.
“Alguien me dijo que ese número no traía cosas buenas cuando lo usaban los jugadores”, dijo el estratega sobre el dorsal que usó el exjardinero Jorge Uribe entre las décadas de los 80 y los 90. “Así que le ofrecí mi número a Luis, y él lo tomó. Mi otro número favorito es el 16, pero sé que (Alex) González no me lo daría porque lo conozco bien. Después de ese, el otro número que más me gusta es el 18, así que hice algunos cambios para poder usarlo”.
Los Leones derrotaron 7-4 a los Tigres de Aragua en el estadio Universitario, gracias a la primera demostración de poder de los locales. En los anteriores tres juegos, el equipo apenas había anotado tres carreras. El resultado: tres derrotas. Pero este domingo decidió cambiar las cosas para marcar el camino del éxito.
Sweet hizo modificaciones en la alineación, en la que no apareció Jesús Aguilar y en la que Luis Rodríguez era el séptimo bate, no segundo. También decidió, después de una sugerencia, erradicar el número 10, que pertenecía a Luis Rodríguez. Eso implicó una serie de movimientos, pero él los hizo con tal de no ver más el 10 en el clubhouse.
“Alguien me dijo que ese número no traía cosas buenas cuando lo usaban los jugadores”, dijo el estratega sobre el dorsal que usó el exjardinero Jorge Uribe entre las décadas de los 80 y los 90. “Así que le ofrecí mi número a Luis, y él lo tomó. Mi otro número favorito es el 16, pero sé que (Alex) González no me lo daría porque lo conozco bien. Después de ese, el otro número que más me gusta es el 18, así que hice algunos cambios para poder usarlo”.
“El beisbol es un deporte muy supersticioso”, justificó el manager de los capitalinos.
Así, el patrullero Douglas Landaeta tuvo que ceder su dorsal 18 y agarró la 78. Rodríguez desechó el 10 y ayer salió con el 14. “Todo eso lo hicimos 30 minutos antes del juego”, contó.
El resultado fue la primera explosión de la ofensiva y la primera victoria. Los bates caraquistas deslucieron en Puerto La Cruz en la primera serie, y luego cayeron en el juego del sábado ante los Tigres, en un desenlace desafortunado, porque los visitantes remontaron en el noveno inning por un error del propio Rodríguez.
Este domingo, todo fue diferente. La ofensiva del Caracas, encabezada por Brandon Barnes, se sobrepuso categóricamente a la de los Tigres, que en varias oportunidades intentó infructuosamente retomar la delantera. Barnes descargó un vuelacerca de tres carreras que le dio la ventaja definitiva a los capitalinos.
“Uno nunca siente este tipo de emoción en Estados Unidos. Me gusta el ruido, porque así vivo mi vida”, dijo el primer bate de los Leones, que completó la jornada con tres boletos. “Se sintió bien ganar la primera victoria”.
Para Sweet, el triunfo fue un alivio. “Debo reconocer que anoche (el sábado) no dormí, porque teníamos tres derrotas seguidas”, contó el manager. “Fue muy difícil por la manera como perdimos. Pero estos muchachos nunca se entregan”.
El desarrollo del juego demostró que Sweet estaba en lo cierto. Después de irse arriba en el primer inning con una carrera impulsada por Carlos Rivero, el propio antesalista cometió un error en el tercer capítulo que abrió las compuertas para un rally de tres carreras de Aragua. La respuesta llegó en el cuarto, cuando Caracas retomó la ventaja, gracias al jonrón de tres carreras de Barnes. En el quinto agregaron otro racimo de tres.
“Hice todo lo posible por cambiar. Tuve que brincar para que me dieran una de esas franelas que le regalan al público, para usarla debajo del uniforme”, dijo mientras se desabotonaba el uniforme para demostrar que tenía una franela conmemorativa al 70° aniversario del Caracas, y no la de los Rojos de Cincinnati que solía usar. “También me puse zapatos nuevos. Como les dije, el beisbol es supersticioso”.
Rodríguez, que cometió el error que le costó el juego al Caracas la noche anterior, le dio la razón. El camarero dio dos dobles y ayudó a vencer al que fue su equipo entre 2004 y 2009. “Fue por este señor que está aquí”, sonrió, señalando a Sweet. “Él me lo mandó a quitar. Pero salieron dos hits y creo que a partir de ahora nos sentiremos más sueltos todos”.
El estratega coincidió con su segunda base. Más allá de la cábala, los bateadores están alcanzando la velocidad del swing apropiada. Eso traerá las carreras necesarias para ganar los juegos. Ahí no hay nada de superstición. “De ahora en adelante no haremos sino mejorar”, aseguró Sweet. “Ahora que ganamos el primero, sé que ese difícil comienzo hará más sabrosa la celebración cuando ganemos el campeonato, porque esta es la personalidad del equipo. Nunca nos rendimos”.
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